La culpa de Nicanor
(Microrelato)
Edgar Borges
Nicanor carraspeó dos veces, un sabor a sal le secaba la garganta, pero no pudo evitar hacer la pregunta, “por fin, ¿cuántos fueron los muertos…?” Marcano frunció el ceño y con la mirada adelantó la furia que luego expresaría con la palabra, “te lo advertí hombre, la pagarías bien caro si alguna vez me recordabas los malditos invasores del hato. “Nicanor cerró los ojos y en silencio se entregó a quien siempre sospechó era su peor enemigo; quizá en ese minuto decisivo abundaron los recuerdos fugaces y los arrepentimientos de última hora, pero al segundo sesenta Marcano desenfundó el revólver y cumplió la promesa. Siete días después la policía encontró el cadáver del principal sospechoso de la matanza de los campesinos que llevaban tres semanas ocupando los terrenos abandonados del hato Casa Tierra. Su nombre: Nicanor Marcano.
Este microrelato quedó primer finalista en el concurso El Basar de la Cultura de Barcelona, España. Viene incluído en la Antología de Narradores de Montcada Radio España 2007.
martes, 10 de julio de 2007
La vida de Héctor Lavoe en una drama teatral
Vive la leyenda de Héctor Lavoe
en un nuevo monólogo venezolano
Por Javier Santiago y Miguel López Ortiz
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Edgar Borges, autor del monólogo “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante” que recién acaba de publicarse en Venezuela.
(Foto suministrada)
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¡Lavoe vive..! Y vive en Caracas… En la Casa del Artista, en la vecina república de Venezuela, la historia de Héctor Juan Pérez, conocido artísticamente como Héctor Lavoe, ha cobrado vigencia en un monólogo que el narrador Edgar Borges ha delineado con innegable éxito. Bajo el título de “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante”, el monólogo se sumerge en el difícil mundo del artista para dejar al descubierto las tormentas que azotaron al “Cantante de los Cantantes”. Y ante la cosecha de aplausos otorgados por los críticos y los seguidores del arte aforantillano, la editorial Comala.com acaba de publicar el monólogo en un nuevo libro que ya ha comenzado a ganar notoriedad en suelo venezolano.
En 1992 Edgar Borges publicó su primer libro “Sonido urbano. Calle, salsa y cuentos”. Desede entonces ha publicado ya unos seis títulos de los cuales se ha destacado su narrativa y su creatividad. ¿Qué le impulsó a escribir el exitoso monólogo “Lavoe contra Lavoe”?
R: La Salsa alimenta mi obra de ficción; desde siempre fue así, incluso cuando se trata de contar la historia de una ciudad imaginada o de narrar las vivencias de personajes creados, en el ritmo de mi escritura se encuentra presente la Salsa. Y uno de los personajes que más ha influido esa visión latinoamericana que persigo con mi trabajo es Héctor Lavoe. En el canto de Lavoe estamos reflejados todos los ciudadanos de América Latina, con nuestras alegrías y también con nuestros desengaños. Ya Héctor, con sus canciones como banda sonora, estaba presente en los relatos de ficción que previamente había realizado, luego, desde el año 1999, tenía en mente escribir un monólogo que le rindiera tributo a la música de Lavoe pero también a su condición humana, porque en este trabajo se cuenta la tragedia del artista desde su dolor humano; para escribirla me pregunté ¿qué pensamientos atormentarían la existencia de Héctor Lavoe en sus momentos de soledad, cuando nadie pensaba en él, o cuando otros sólo se acordaban de la taquilla que su talento les podría brindar..? ¿Cómo pudo ser una de las últimas tardes que Héctor Lavoe pasara solo, en su apartamento, meses antes de morir..? Y a partir de esa suposición se desarrolla el monólogo: el artista se encuentra en la soledad de su apartamento enfrentando la gloria y el desencanto a través de los fantasmas de la memoria.
¿Qué detalles nos puede dar de la presentación del monólogo en suelo venezolano?
R: “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante” se viene presentando desde el mes de noviembre del año 2005 en la Casa del Artista de Caracas con notable éxito. El actor y cantante que la interpreta es el venezolano Carlos Añez, quien ha logrado plasmar toda la intensidad que pretende el texto. En escena Añez asume a un Héctor Lavoe que se desplaza por su apartamento confundiendo la oscuridad con la gloria o el ruido de la ciudad con el llamado de su hijo fallecido. En el medio de tal laberinto, surge la voz de un empresario que se denomina Mister Taquilla y que ha llegado de forma omnipresente para gritarle desde todos lados con el fin de exigirle que cumpla con un nuevo contrato que le ha firmado y en el cual todas las condiciones favorecen a las cuentas de la empresa. No obstante, Héctor se rebela porque sabe que está en sus últimos momentos y parte a cantarle gratis a sus amigos del Pueblo que se encuentran en el Bronx. Con el reto en la garganta el artista mira hacia el público y descubre que allí está su Gente esperando su eterno canto. El monólogo ha sido visto por importantes críticos de teatro y por figuras de la Salsa como Domingo Quiñones, quienes han destacado honrosos elogios.
¿A qué atribuye el éxito del monólogo en Venezuela?
R: Héctor Lavoe es un ídolo popular en Venezuela, como lo es en el resto de América Latina. En el caso de mi país, tanto en vida como luego de su partida física, las canciones de Héctor son la banda sonora que acompaña la rutina de ciudadanos de muchas generaciones. No temo en exagerar al afirmar que Héctor Lavoe es el cantante popular que más éxitos (en cantidad de canciones) ha alcanzado en el gusto de los venezolanos. Por otra parte, debido a la injusta subestimación (toda subestimación es injusta) que algunos exponentes del arte le hacen a la música popular, nunca se había llevado al teatro la figura de un cantante semejante. Eso lo sabe el público y por eso agradece que una figura de la talla de Héctor Lavoe haya sido asumida con toda la grandeza humana y artística que le corresponde.
Honestamente, ¿qué le impulsó a crear “’Lavoe contra Lavoe”’: la admiración que le profesas o el hecho de que, por causa de su vida turbulenta, resulte un personaje atractivo para las masas?
R: Mi formación es popular y académica, así, popular primero y académica después; en ese orden de importancia porque primero es la vida, la calle y las circunstancias. De niño descubrí, casi al mismo tiempo, la literatura de Julio Cortázar o de Gabriel García Márquez, y la literatura de Héctor Lavoe o de Rubén Blades, porque las canciones de los grandes cantores de salsa son literatura y de la buena. Quizá, algún día, cuando se cierren los prejuicios que nos hacemos los mismos latinoamericanos (nos los hacen porque nos los dejamos hacer) podamos descubrir que la Salsa es la música clásica del tiempo urbano, porque la Salsa nos cuenta con dolor y sabor todo cuanto somos y todo cuanto deseamos ser; la Salsa es nuestra literatura con ritmo, es la mejor forma que conocemos para tener esperanza, y esperamos o buscamos un futuro mejor a ritmo de Salsa. Lavoe contra Lavoe fue creada por respeto a Héctor Lavoe y por respeto al Pueblo que se ha sentido reflejado en sus canciones.
En vista de que la salsa ha encontrado cabida en su obra y se entiende que es un salsómano, ¿alguna vez llegó a conocer personalmente a Héctor Lavoe?
R: Lamentablemente no conocí a Héctor Lavoe, seguramente por razones de edad, si bien es cierto que desde niño admiré su música, también es verdad que siempre me quedé con las ganas de verlo cantar pero no me dejaban entrar aún por ser menor. Sin embargo, a través del seguimiento que le hice y gracias a conversaciones sostenidas con amigos suyos como José Manuel Jr. siento como si lo hubiera conocido.
Al margen de la popularidad que él disfrutó entre el público venezolano, ¿hasta qué punto estima que él influyó entre la nueva generación de soneros en la hermana república?
R: Más allá de los acondicionamientos que nos muestra la industria cultural, en Venezuela existen muy buenos cantantes que siguen de cerca la influencia dejada por Héctor Lavoe. De hecho, el interprete del monólogo, Carlos Añez, es uno de ellos. En la ciudad de Maracay, cada 29 de junio, se celebra el canto de Héctor Lavoe y para ello se dan cita innumerables admiradores de su memorable y particular voz.
La obra de Edgar Borges cuenta a medida de prólogo dos textos de los reconocidos periodistas venezolanos, Edgar Moreno Uribe y Lil Rodríguez.
(Foto suministrada)
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¿Cuál fue la canción o el disco de Lavoe que le cautivó por primera vez?
R: Como canción fue “Calle luna, calle sol” la primera que me impresionó, recuerdo que me parecía increíble que a través de una canción con tanto ritmo se estuvieran contando situaciones tan cercanas a todos, para mi eso era y sigue siendo la literatura más cercana que tenemos por estos lados del mundo. Como disco fue “El juicio” la producción que me hizo comprender que la Salsa era una ventana para entender las vivencias de América Latina.
¿Recuerda algún episodio digno de contarse que él protagonizara en Venezuela?
R: Varios amigos que vivieron de cerca la época me contaron que en una oportunidad Héctor Lavoe llegó tarde a un concierto no por razones de irresponsabilidad sino simplemente porque había conocido Los Altos Mirandinos, una zona montañosa cerca de Caracas, y Héctor se había quedado maravillado con el paisaje y por más que lo llamaban durante varios minutos pensó que había algo más importante que el canto: la naturaleza.
¿Ha tenido la oportunidad de leer el recién publicado libro “Cada cabeza es un mundo” del peridoista puertorriqueño Jaime Torres Torres?
R: Lamentablemente no he leído el libro pero conozco su existencia gracias a internet. Lo que ocurre es que la industria del libro nos mantiene incomunicados y no siempre nos llegan a tiempo los libros que nos merecemos.
¿Cuál considera el mayor legado de Héctor Lavoe a la música latina?
R: Pienso que el mayor aporte de Héctor Lavoe ha sido habernos interpretado a los latinoamericanos con esa pasión que nos hacía bailar. La voz de Héctor es única, en su sonoridad posee sabor pero también cierta tristeza, por eso es grande, por eso es irrepetible.
Si tuviera la oportunidad de tenerlo ahora en vida frente a frente, ¿qué le diría?
R: Gracias, muchas gracias Héctor por entregarnos tu Canto, tu eterno Canto.
La Fundación Nacional para la Cultura Popular agradece la colaboración de la periodista Nathalie Riera para lograr esta entrevista.
Para mayor información favor de acceder www.comala.com
en un nuevo monólogo venezolano
Por Javier Santiago y Miguel López Ortiz
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Edgar Borges, autor del monólogo “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante” que recién acaba de publicarse en Venezuela.
(Foto suministrada)
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¡Lavoe vive..! Y vive en Caracas… En la Casa del Artista, en la vecina república de Venezuela, la historia de Héctor Juan Pérez, conocido artísticamente como Héctor Lavoe, ha cobrado vigencia en un monólogo que el narrador Edgar Borges ha delineado con innegable éxito. Bajo el título de “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante”, el monólogo se sumerge en el difícil mundo del artista para dejar al descubierto las tormentas que azotaron al “Cantante de los Cantantes”. Y ante la cosecha de aplausos otorgados por los críticos y los seguidores del arte aforantillano, la editorial Comala.com acaba de publicar el monólogo en un nuevo libro que ya ha comenzado a ganar notoriedad en suelo venezolano.
En 1992 Edgar Borges publicó su primer libro “Sonido urbano. Calle, salsa y cuentos”. Desede entonces ha publicado ya unos seis títulos de los cuales se ha destacado su narrativa y su creatividad. ¿Qué le impulsó a escribir el exitoso monólogo “Lavoe contra Lavoe”?
R: La Salsa alimenta mi obra de ficción; desde siempre fue así, incluso cuando se trata de contar la historia de una ciudad imaginada o de narrar las vivencias de personajes creados, en el ritmo de mi escritura se encuentra presente la Salsa. Y uno de los personajes que más ha influido esa visión latinoamericana que persigo con mi trabajo es Héctor Lavoe. En el canto de Lavoe estamos reflejados todos los ciudadanos de América Latina, con nuestras alegrías y también con nuestros desengaños. Ya Héctor, con sus canciones como banda sonora, estaba presente en los relatos de ficción que previamente había realizado, luego, desde el año 1999, tenía en mente escribir un monólogo que le rindiera tributo a la música de Lavoe pero también a su condición humana, porque en este trabajo se cuenta la tragedia del artista desde su dolor humano; para escribirla me pregunté ¿qué pensamientos atormentarían la existencia de Héctor Lavoe en sus momentos de soledad, cuando nadie pensaba en él, o cuando otros sólo se acordaban de la taquilla que su talento les podría brindar..? ¿Cómo pudo ser una de las últimas tardes que Héctor Lavoe pasara solo, en su apartamento, meses antes de morir..? Y a partir de esa suposición se desarrolla el monólogo: el artista se encuentra en la soledad de su apartamento enfrentando la gloria y el desencanto a través de los fantasmas de la memoria.
¿Qué detalles nos puede dar de la presentación del monólogo en suelo venezolano?
R: “Lavoe contra Lavoe, la tragedia del cantante” se viene presentando desde el mes de noviembre del año 2005 en la Casa del Artista de Caracas con notable éxito. El actor y cantante que la interpreta es el venezolano Carlos Añez, quien ha logrado plasmar toda la intensidad que pretende el texto. En escena Añez asume a un Héctor Lavoe que se desplaza por su apartamento confundiendo la oscuridad con la gloria o el ruido de la ciudad con el llamado de su hijo fallecido. En el medio de tal laberinto, surge la voz de un empresario que se denomina Mister Taquilla y que ha llegado de forma omnipresente para gritarle desde todos lados con el fin de exigirle que cumpla con un nuevo contrato que le ha firmado y en el cual todas las condiciones favorecen a las cuentas de la empresa. No obstante, Héctor se rebela porque sabe que está en sus últimos momentos y parte a cantarle gratis a sus amigos del Pueblo que se encuentran en el Bronx. Con el reto en la garganta el artista mira hacia el público y descubre que allí está su Gente esperando su eterno canto. El monólogo ha sido visto por importantes críticos de teatro y por figuras de la Salsa como Domingo Quiñones, quienes han destacado honrosos elogios.
¿A qué atribuye el éxito del monólogo en Venezuela?
R: Héctor Lavoe es un ídolo popular en Venezuela, como lo es en el resto de América Latina. En el caso de mi país, tanto en vida como luego de su partida física, las canciones de Héctor son la banda sonora que acompaña la rutina de ciudadanos de muchas generaciones. No temo en exagerar al afirmar que Héctor Lavoe es el cantante popular que más éxitos (en cantidad de canciones) ha alcanzado en el gusto de los venezolanos. Por otra parte, debido a la injusta subestimación (toda subestimación es injusta) que algunos exponentes del arte le hacen a la música popular, nunca se había llevado al teatro la figura de un cantante semejante. Eso lo sabe el público y por eso agradece que una figura de la talla de Héctor Lavoe haya sido asumida con toda la grandeza humana y artística que le corresponde.
Honestamente, ¿qué le impulsó a crear “’Lavoe contra Lavoe”’: la admiración que le profesas o el hecho de que, por causa de su vida turbulenta, resulte un personaje atractivo para las masas?
R: Mi formación es popular y académica, así, popular primero y académica después; en ese orden de importancia porque primero es la vida, la calle y las circunstancias. De niño descubrí, casi al mismo tiempo, la literatura de Julio Cortázar o de Gabriel García Márquez, y la literatura de Héctor Lavoe o de Rubén Blades, porque las canciones de los grandes cantores de salsa son literatura y de la buena. Quizá, algún día, cuando se cierren los prejuicios que nos hacemos los mismos latinoamericanos (nos los hacen porque nos los dejamos hacer) podamos descubrir que la Salsa es la música clásica del tiempo urbano, porque la Salsa nos cuenta con dolor y sabor todo cuanto somos y todo cuanto deseamos ser; la Salsa es nuestra literatura con ritmo, es la mejor forma que conocemos para tener esperanza, y esperamos o buscamos un futuro mejor a ritmo de Salsa. Lavoe contra Lavoe fue creada por respeto a Héctor Lavoe y por respeto al Pueblo que se ha sentido reflejado en sus canciones.
En vista de que la salsa ha encontrado cabida en su obra y se entiende que es un salsómano, ¿alguna vez llegó a conocer personalmente a Héctor Lavoe?
R: Lamentablemente no conocí a Héctor Lavoe, seguramente por razones de edad, si bien es cierto que desde niño admiré su música, también es verdad que siempre me quedé con las ganas de verlo cantar pero no me dejaban entrar aún por ser menor. Sin embargo, a través del seguimiento que le hice y gracias a conversaciones sostenidas con amigos suyos como José Manuel Jr. siento como si lo hubiera conocido.
Al margen de la popularidad que él disfrutó entre el público venezolano, ¿hasta qué punto estima que él influyó entre la nueva generación de soneros en la hermana república?
R: Más allá de los acondicionamientos que nos muestra la industria cultural, en Venezuela existen muy buenos cantantes que siguen de cerca la influencia dejada por Héctor Lavoe. De hecho, el interprete del monólogo, Carlos Añez, es uno de ellos. En la ciudad de Maracay, cada 29 de junio, se celebra el canto de Héctor Lavoe y para ello se dan cita innumerables admiradores de su memorable y particular voz.
La obra de Edgar Borges cuenta a medida de prólogo dos textos de los reconocidos periodistas venezolanos, Edgar Moreno Uribe y Lil Rodríguez.
(Foto suministrada)
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¿Cuál fue la canción o el disco de Lavoe que le cautivó por primera vez?
R: Como canción fue “Calle luna, calle sol” la primera que me impresionó, recuerdo que me parecía increíble que a través de una canción con tanto ritmo se estuvieran contando situaciones tan cercanas a todos, para mi eso era y sigue siendo la literatura más cercana que tenemos por estos lados del mundo. Como disco fue “El juicio” la producción que me hizo comprender que la Salsa era una ventana para entender las vivencias de América Latina.
¿Recuerda algún episodio digno de contarse que él protagonizara en Venezuela?
R: Varios amigos que vivieron de cerca la época me contaron que en una oportunidad Héctor Lavoe llegó tarde a un concierto no por razones de irresponsabilidad sino simplemente porque había conocido Los Altos Mirandinos, una zona montañosa cerca de Caracas, y Héctor se había quedado maravillado con el paisaje y por más que lo llamaban durante varios minutos pensó que había algo más importante que el canto: la naturaleza.
¿Ha tenido la oportunidad de leer el recién publicado libro “Cada cabeza es un mundo” del peridoista puertorriqueño Jaime Torres Torres?
R: Lamentablemente no he leído el libro pero conozco su existencia gracias a internet. Lo que ocurre es que la industria del libro nos mantiene incomunicados y no siempre nos llegan a tiempo los libros que nos merecemos.
¿Cuál considera el mayor legado de Héctor Lavoe a la música latina?
R: Pienso que el mayor aporte de Héctor Lavoe ha sido habernos interpretado a los latinoamericanos con esa pasión que nos hacía bailar. La voz de Héctor es única, en su sonoridad posee sabor pero también cierta tristeza, por eso es grande, por eso es irrepetible.
Si tuviera la oportunidad de tenerlo ahora en vida frente a frente, ¿qué le diría?
R: Gracias, muchas gracias Héctor por entregarnos tu Canto, tu eterno Canto.
La Fundación Nacional para la Cultura Popular agradece la colaboración de la periodista Nathalie Riera para lograr esta entrevista.
Para mayor información favor de acceder www.comala.com
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La vida de Héctor Lavoe en un drama teatral
Edgar Borges: "La ficción es necesaria para desarrollar un país."
CULTURA
Escritor Edgar Borges
La ficción es necesaria para el desarrollo del país
ABN 09/07/2007
Enrique Hernández, ABN.
Caracas, 09 Jul. ABN.- El periodista y narrador venezolano Edgar Borges dijo que la ficción es necesaria para el desarrollo del país. Sin embargo, opinó que en Venezuela tanto la literatura como el cine han estado apegados a la realidad.
«Necesitamos reivindicar la ficción», dijo Borges evocando las palabras del ministro de la Cultura de Cuba, Abel Prieto, y estimó que el gran número de creadores que existen en el país pueden contribuir a saldar esta demanda.
El autor, que ha incursionado en la crónica, el ensayo y la dramaturgia, amante de la ficción, deja huella de esta querencia en su cuento Se busca Arthur Rimbaud, de la última publicación El vuelo de Caín y otros relatos, guiada también entorno al tema de la traición.
«Y algún día, cuando en la salida de las ciudades y en la entrada de los pueblos nos reciba un cartel que diga: 'Se busca Arthur Rimbaud', no tendremos sitio a dónde ir, ni resistencia que ofrecer, porque estaremos definitivamente expulsados de la tierra», resume el relato que exalta el valor de la poesía y de los poetas para la humanidad.
El periodista, quien también escribió la obra Lavoe contra Lavoe, de la Editorial El Perro y La Rana, precisó que este es el momento de valorar a los creadores, «ya que existe un interés del Estado por difundir las obras para que las personas conozcan».
No obstante, destacó que hay una deuda muy vieja con los creadores, «hay muchas generaciones de creadores que han pasado desapercibidas, es el momento de ajustar y comenzar a promover a nuestros creadores ya que una revolución se sostiene en el tiempo cultural, artística e intelectualmente, con el debate de las ideas, y la ficción».
Consideró que hay que aprovechar el interés del Estado en difundir las obras de escritores y artistas del país para empezar a conocerlos, «esa fue una de las virtudes de la Revolución Cubana. Muchos escritores, trovadores e intelectuales se cultivaron paralelamente a la situación política», expresó.
Escritor Edgar Borges
La ficción es necesaria para el desarrollo del país
ABN 09/07/2007
Enrique Hernández, ABN.
Caracas, 09 Jul. ABN.- El periodista y narrador venezolano Edgar Borges dijo que la ficción es necesaria para el desarrollo del país. Sin embargo, opinó que en Venezuela tanto la literatura como el cine han estado apegados a la realidad.
«Necesitamos reivindicar la ficción», dijo Borges evocando las palabras del ministro de la Cultura de Cuba, Abel Prieto, y estimó que el gran número de creadores que existen en el país pueden contribuir a saldar esta demanda.
El autor, que ha incursionado en la crónica, el ensayo y la dramaturgia, amante de la ficción, deja huella de esta querencia en su cuento Se busca Arthur Rimbaud, de la última publicación El vuelo de Caín y otros relatos, guiada también entorno al tema de la traición.
«Y algún día, cuando en la salida de las ciudades y en la entrada de los pueblos nos reciba un cartel que diga: 'Se busca Arthur Rimbaud', no tendremos sitio a dónde ir, ni resistencia que ofrecer, porque estaremos definitivamente expulsados de la tierra», resume el relato que exalta el valor de la poesía y de los poetas para la humanidad.
El periodista, quien también escribió la obra Lavoe contra Lavoe, de la Editorial El Perro y La Rana, precisó que este es el momento de valorar a los creadores, «ya que existe un interés del Estado por difundir las obras para que las personas conozcan».
No obstante, destacó que hay una deuda muy vieja con los creadores, «hay muchas generaciones de creadores que han pasado desapercibidas, es el momento de ajustar y comenzar a promover a nuestros creadores ya que una revolución se sostiene en el tiempo cultural, artística e intelectualmente, con el debate de las ideas, y la ficción».
Consideró que hay que aprovechar el interés del Estado en difundir las obras de escritores y artistas del país para empezar a conocerlos, «esa fue una de las virtudes de la Revolución Cubana. Muchos escritores, trovadores e intelectuales se cultivaron paralelamente a la situación política», expresó.
sábado, 7 de julio de 2007
El vuelo de Caín y otros relatos, nuevo libro de Edgar Borges
El Vuelo De Caín y otros realtos,
nuevo libro de narrador venezolano
Edgar Borges
por Antonio Gómez Rufo
(Escritor español)
Latinoamérica es un jardín de bellas ideas literarias que se posan en los relatos de sus escritores. La imaginación, como es natural, no es patrimonio de ningún clima, de ninguna coordenada geográfica, pero habrá que terminar por pensar que en los pueblos americanos de habla hispana se encuentra cómoda, se aparea y se reproduce con facilidad. La imaginación, en fin, es un don para quienes escriben allí; lo sentimos desde acá.
Y es que la tradición literaria latinoamericana, vista desde este lado del Atlántico, causa admiración y, en ocasiones, perplejidad. Los últimos cuarenta o cincuenta años han sido ejemplo de una creación trascendente porque, pasado el tiempo, dejará memoria de una generación y de una época que no tardará en calificarse de siglo de oro literario. Esa generación, dispar y multigenérica pero en general brillante, no ha trabajado en balde ni sólo como excepción: en América, aún hoy, se está escribiendo mucho y bien, incluso cuando los maestros acabaron su labor por imperativo de la biología o por envejecimiento o cansancio. Se escribe bien porque se vive entre ideas y sorpresas, algo que se empieza a echar de menos en la vieja Europa.
No llegamos a saber muy bien por qué sucede así. En estos días de preeminencia de lo audiovisual, cuando pareciera que todo lo que no entrase por ojos y oídos no puede ser viable culturalmente, de pronto nos encontramos con que nos sorprende una literatura finlandesa, o australiana, o surafricana, o rumana. Las buenas letras surgen de donde menos se espera. En cambio, de América Latina siempre la esperamos; y casi nunca nos defrauda. A mis alumnos de taller literario les hago ver cómo están escribiendo los jóvenes del Perú, de Uruguay o de México para que observen la riqueza del lenguaje, la seriedad formal, la capacidad de reflexión, incluso sobre lo nimio. Y, sobre todo, la imaginación, el inmenso caudal de ideas que fluye con la exhuberancia de los territorios de selva. Porque el lenguaje en España se está perdiendo (un reciente estudio de la Universidad Complutense entre alumnos de dieciocho a veintidós años concluye que la media de uso de voces de estos jóvenes es de ochocientas palabras, más un número corto y variable de términos dependiendo de la disciplina que estudian; ello en un universo de más de medio millón de voces, como tiene el idioma español). Y si ello es así con el lenguaje, con la imaginación aún es más desolador el panorama.
Es por ello que aumenta la admiración que se siente por la riqueza de los escritores sudamericanos. Y Venezuela es, también, una gran selva de nuevas y buenas ideas, como puede fácilmente comprobarse en el caso del escritor Edgar Borges. En los relatos que siguen sorprenden las buenas ideas literarias que se acunan entre sus palabras, entre sus párrafos y también en sus espacios en blanco. Es como el cielo durante la noche, o las lagunas que salpican nuestra memoria: es mucho más lo que sugieren que lo que muestran.
Estas ideas fraguan unas veces; otras no. Pero todas insinúan una historia que invita a la reflexión. Y qué, si no, es a lo que puede aspirar la literatura.
Edgar tiene muy clara su concepción de la literatura, en cierto modo similar a la que tengo yo mismo. Él lo explica bien: “El tema que integra los relatos del libro es la lucha del hombre contra el hombre; la negación de nuestra esencia para darle paso a otro modelo que adoptamos, desconociéndonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Es decir, el surgimiento de un `yo´ desconocido que emerge de nosotros (gracias a un proceso de deshumanización internacional) dispuesto a aplastar nuestro pasado y nuestros valores. Se trata de la fabricación de un nuevo ser uniforme que sólo obedece a las reglas de un mercado transnacional (sin saberlo).” Así explica Edgar Borges “El Vuelo De Caín” y en esas precisas coordenadas hay que encuadrarlo y entenderlo. Tal vez no sea necesario comprenderlo: basta con que nos lleve a reflexionar sobre lo que nos está ocurriendo en esta sociedad que estamos construyendo entre todos, para nuestra desgracia.
Estoy seguro de que Edgar Borges nos seguirá invitando a la reflexión con sus próximas obras.
El vuelo de Caín y otros relatos a la venta en www.comala.com
nuevo libro de narrador venezolano
Edgar Borges
por Antonio Gómez Rufo
(Escritor español)
Latinoamérica es un jardín de bellas ideas literarias que se posan en los relatos de sus escritores. La imaginación, como es natural, no es patrimonio de ningún clima, de ninguna coordenada geográfica, pero habrá que terminar por pensar que en los pueblos americanos de habla hispana se encuentra cómoda, se aparea y se reproduce con facilidad. La imaginación, en fin, es un don para quienes escriben allí; lo sentimos desde acá.
Y es que la tradición literaria latinoamericana, vista desde este lado del Atlántico, causa admiración y, en ocasiones, perplejidad. Los últimos cuarenta o cincuenta años han sido ejemplo de una creación trascendente porque, pasado el tiempo, dejará memoria de una generación y de una época que no tardará en calificarse de siglo de oro literario. Esa generación, dispar y multigenérica pero en general brillante, no ha trabajado en balde ni sólo como excepción: en América, aún hoy, se está escribiendo mucho y bien, incluso cuando los maestros acabaron su labor por imperativo de la biología o por envejecimiento o cansancio. Se escribe bien porque se vive entre ideas y sorpresas, algo que se empieza a echar de menos en la vieja Europa.
No llegamos a saber muy bien por qué sucede así. En estos días de preeminencia de lo audiovisual, cuando pareciera que todo lo que no entrase por ojos y oídos no puede ser viable culturalmente, de pronto nos encontramos con que nos sorprende una literatura finlandesa, o australiana, o surafricana, o rumana. Las buenas letras surgen de donde menos se espera. En cambio, de América Latina siempre la esperamos; y casi nunca nos defrauda. A mis alumnos de taller literario les hago ver cómo están escribiendo los jóvenes del Perú, de Uruguay o de México para que observen la riqueza del lenguaje, la seriedad formal, la capacidad de reflexión, incluso sobre lo nimio. Y, sobre todo, la imaginación, el inmenso caudal de ideas que fluye con la exhuberancia de los territorios de selva. Porque el lenguaje en España se está perdiendo (un reciente estudio de la Universidad Complutense entre alumnos de dieciocho a veintidós años concluye que la media de uso de voces de estos jóvenes es de ochocientas palabras, más un número corto y variable de términos dependiendo de la disciplina que estudian; ello en un universo de más de medio millón de voces, como tiene el idioma español). Y si ello es así con el lenguaje, con la imaginación aún es más desolador el panorama.
Es por ello que aumenta la admiración que se siente por la riqueza de los escritores sudamericanos. Y Venezuela es, también, una gran selva de nuevas y buenas ideas, como puede fácilmente comprobarse en el caso del escritor Edgar Borges. En los relatos que siguen sorprenden las buenas ideas literarias que se acunan entre sus palabras, entre sus párrafos y también en sus espacios en blanco. Es como el cielo durante la noche, o las lagunas que salpican nuestra memoria: es mucho más lo que sugieren que lo que muestran.
Estas ideas fraguan unas veces; otras no. Pero todas insinúan una historia que invita a la reflexión. Y qué, si no, es a lo que puede aspirar la literatura.
Edgar tiene muy clara su concepción de la literatura, en cierto modo similar a la que tengo yo mismo. Él lo explica bien: “El tema que integra los relatos del libro es la lucha del hombre contra el hombre; la negación de nuestra esencia para darle paso a otro modelo que adoptamos, desconociéndonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Es decir, el surgimiento de un `yo´ desconocido que emerge de nosotros (gracias a un proceso de deshumanización internacional) dispuesto a aplastar nuestro pasado y nuestros valores. Se trata de la fabricación de un nuevo ser uniforme que sólo obedece a las reglas de un mercado transnacional (sin saberlo).” Así explica Edgar Borges “El Vuelo De Caín” y en esas precisas coordenadas hay que encuadrarlo y entenderlo. Tal vez no sea necesario comprenderlo: basta con que nos lleve a reflexionar sobre lo que nos está ocurriendo en esta sociedad que estamos construyendo entre todos, para nuestra desgracia.
Estoy seguro de que Edgar Borges nos seguirá invitando a la reflexión con sus próximas obras.
El vuelo de Caín y otros relatos a la venta en www.comala.com
Eterno debate: ¿Literatura de ficción o literatura realista?
Parece mentira que después de haber existido la obra de creadores como Cervantes, Kafka, Poe, Rimbaud, Cortázar, García Márquez, etc, aun, hoy en pleno siglo XXI, muchos intelectuales (?) continuan subestimando la ficción como elemnto clave para diseñar la buena literatura e incluso para vivir. Esto es un hecho evidente y castrante, sobre todo cuando comprobamos (creo que esta clase de intelectuales no tienen ningún problema en admitirlo) que ciertos señores ignoran los universos creadores de los escritores y prefieren sobrevalorar ese absurdo realismo, que según mi opinión, además de no existir, es falto de toda craetividad. Esto lo digo porque si admitimos (y esto es un hecho científico) que todo cuanto existe, incluyendo el lenguaje, es producto de nuestra visión muy particular e individual, debemos aceptar que todo es ficción, que nada existe en una única y exclusiva realidad concreta. Cuando analizo este tema me viene la sospecha de que más de uno (sobre todo algunos funcionarios del sector cultural en la gestión pública de algunos gobiernos de América Latina: los benditos burocratas) lo hace por desconfianza a su propio potencial creativo. Todo es ficción, la supuesta realidad absoluta no existe. Pues, les invito al debate y a registrar aquí sus opiniones.
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